martes, 10 de junio de 2008

Paz y Bien


HISTORIA DE LA HERMANDAD DE LOS ÁNGELES: Fundación del Monasterio.

- Capítulo I -

La Fundación del Monasterio de Nuestra Señora de Los Ángeles de Granada se debe a la Promesa realizada por Don Rodrigo de Ocampo, Comendador de la Orden de Santiago a la Santísima Virgen de los Ángeles, cuya historia fundacional relata literalmente lo siguiente:

“Desde que invocara a la Santísima Virgen como Reina de Los Ángeles el Señor Comendador de la Orden de Santiago, Don Rodrigo de Ocampo, en una expedición militar en el mar, fue cuando sobrevino una terrible tempestad que hizo temer por su vida, en esos momentos tan trágicos, se le apareció la Virgen rodeada de Ángeles y suspendida entre nubes con su Santísimo Hijo en los brazos.

Ante todo lo ocurrido, cobró ánimo Don Rodrigo y prometió a la Santísima Virgen “que si le sacaba de aquel peligro le edificaría un Templo bajo la Advocación de REINA DE LOS ÁNGELES”. Cesó la tempestad, saliendo felizmente de aquel peligro.

Don Rodrigo sus empresas militares y se olvidó de su promesa.

Vuelto a Granada gustaba pasear por esta parte de la ciudad denominada “Vistillas” que era un lugar solitario, ameno y alegre, sentado en uno de sus bancos y pensando en su pasado militar, oyó una música celestial que arrebató su espíritu haciéndoles recordar su promesa. Se repitió el caso en tres ocasiones, manifestándole la Reina de Los Ángeles, este lugar para la Fundación del Templo prometido.

Junto con su esposa, Doña Leonor Cáceres, comenzó la Fundación del Templo y Convento, no pudiéndolo concluir al ser sorprendido el matrimonio por la muerte. Esto ocurría hacia 1.538.

Dos piadosas Señoras, Doña Leonor de Saavedra y Doña Inés de Jesús, acabaron la construcción de la Obra Monacal, a expensas propias, hacia 1.540, siendo éstas las primeras Religiosas de la Casa, profesando la Regla de Terceras, hasta que Veintinueve años después, con Bula de San Pío V, profesaron la Regla de Santa Clara de Asís.”

Adentrándonos en esta breve y resumida historia de la Fundación de nuestro Convento, vemos como la presencia de la Santísima Virgen fue envolviendo a este Caballero Comendador, hasta lograr que iniciara la construcción de esa Santa Casa que se encuentra ubicada en uno de los mejores enclaves de la ciudad. Pero para que no se quedara ahí todo, la Virgen, quiso que no concluyera la obra por lo que se llevó al Matrimonio Fundador con Ella para que otras santas mujeres pudieran emprender e implantar en esta Granada nuestra una nueva Rama de la Seráfica Orden de Franciscanas Clarisas, concluyendo las obras y profesando la Regla de Santa Clara.

Si nos paramos a pensar en esta tradición vemos como la Virgen Santa María promueve el evento. Vemos como Ella quiere y desea tener otra Casa dedicada a Dios en exclusividad monacal, por eso poco a poco va haciendo que las tierras y la construcción de este Humilde Monasterio se realice como un DAR GRACIAS A DIOS, pues es muy dulce vivir así, sólo con Dios dentro del corazón, solo Dios llenando el alma y llenándola entera y por eso se puede venir preguntando a uno de estos Conventos ¿Qué dónde está Dios? A lo que te responderán que “Dios está donde el sabio con la ciencia soberbia no puede llegar. Dios está en el corazón desprendido, en el silencio de la oración, en el sacrificio voluntario al dolor, en el vacío del mundo y sus criaturas. Dios está en la Cruz, y mientras no amemos la Cruz, no lo veremos, no lo sentiremos”.

Para esta vida es para la que la Virgen quiso que se fundara este Convento, pues la vida de una religiosa de clausura no es otra cosa que Dios y la Virgen; de eso se ocupa y de eso vive. Son almas dispuestas para santificarse y que constantemente se encuentran hablando de Dios y de la Virgen Santa María llenándose de Ellos cada día, cada momento.

Cada alma es un misterio en el cual no penetra, más que Dios. Él solo puede comprenderlo todo; pero ÉL, a veces, permite a las criaturas un consuelo muy grande, que es el ver los caminos diversos por los cuales llama a las almas, por eso el camino elegido por aquellas grandes mujeres que fundaron el Convento fue el camino de la humildad delante de Dios y de los hombres, la vida oculta y sencilla y fueron las más pequeñitas de las almas que amaban a Cristo, pero con un amor tan grande como nadie haya tenido.

Este es el legado que la Comunidad de Religiosas Clarisas guardan, en nuestros días, con sumo celo cada día del año, en el interior del Monasterio. Ellas son las que dan vida a Nuestra Virgen; ellas que en lugar de mirarse en su pequeñez humana, se miran en la grandeza de Dios; ellas que en lugar de ver sus miserias, ven las virtudes de Dios; ellas que procuran ser ese granito de sal que se disuelve en Dios y desaparece, y no el granito de arena que o se va al fondo o queda depositado en una playa. Por eso ellas, que se han dejado disolver en Dios, no tienen el horizonte cerrado en las cosas de la tierra, pues este horizonte es limitado y pequeño. El horizonte no tiene importancia para estas monjas, salta por encima; y si todo parece que se le cierra, no es así pues siempre el buen Jesús les da un resquicio por donde llegar a El. Y de esta forma ven su atención, su amor y ven a María, aún en las más negras borrascas del mundo, cuando elevan los ojos hacia Ella llenándose de Esperanza, de Paz y de Amor.

Y así es como veo yo la vida contemplativa, el verdadero sentido y el por qué de la Fundación de este Convento, pues de el se ha hecho un cielo en la tierra; una Gloria dentro del corazón en el que ponen a la Virgen, a Jesús y a los Santos. Y unidos todos a los Ángeles, cantan y cantan, como ellos, saltando de gozo al pensar en la Gloria que está dando a Dios la Inmaculada Virgen María desde su especial Reino de Los Ángeles aquí, en Granada, y desde su Santa Casa enclavada en el marco maravilloso del Barrio de las Vistillas, donde reina majestuosa su Patronazgo de todo un Pueblo que la quiere y la venera.

Foto:Granada Nazarena

No hay comentarios: